Cuestión de enfoques

Me he dado cuenta al mirar pasar el metro, uno de muchos por día,
uno que me sube y me abre sus puertas a la primera de cambio,
bueno me di cuenta que todo lo indiferente me es ahora emocional,
caí en la contemplación al mirar un par de nalgas que se asomaban juntas,
luego a respirar el olor efervescente del sudor aglutinado en el aire,
un miasma que ahoga los poros.

Lo pútrido, lo sociólogo, lo humanamente hecho y lo humanamente desecho
me es un tanto a razón de fuerza algo digno de contemplar,
algo que se valla pasando lentamente por las aguas del escombro y salir sublimado,
¡no se si sean las nalgas o los senos y mis ganas de empollarlos, o el sudor que me pega las extremidades,
en esas condiciones habituales no hay cosa mas que transmutar el vicio a lirio,
el miasma a oro liquido.
El escorbuto se muestra en mis ojos como una epidermis en la que brotan eruptivamente cientos de dedos verdes dignos de un artista,
la tuberculosis me parece una carcajada grata,
¿que hay que no pueda ser visto desde otro ángulo?
La electricidad no es un fenómeno sino un milagro,
y el milagro es tener estos ojos,
puedo enamorarme radical,
o puedo enamorarme de una vaca,
el espejo no es horror como antes,
es un transeúnte lleno de seducción y lujuria gratuita,
busco en mi bolsa y al sacar una cucaracha no resisto a decir ¡Que bella!
no puedo ver una mujer sin antes desnudarla, chuparle los senos hasta su leche y prolongar mi erección,
¿verdad que estos ojos son un milagro?
y así vomito y es gloria,
así un pecado no va mas allá de una reverencia,
y un cuerpo no es sino una obra de arte modernista o una vaca que alegre come pasto en su corral sin quitarme la sonrisa,
¡que fortuna estos ojos¡