Cristales de bohemia

Hoy aun es joven la noche, y se mueve como si no le pesasen los zancos; tu mirada se cruza con la mía o eso deseo.

En tu frente se atisba la duda y en tus labios la condescendencia. Y tus manos, qué decir de tus manos.

Mejor no decir nada, disfrutar del silencio que emitimos.

Ese mismo que se ahoga en las jarras de cerveza, que a falta de alma propia nos provocan, intentando sorber la nuestra.

Debe de ser que tú tienes mucha. O mucha prisa porque te desvalijen pues solo aciertas a beber más entre sorbo y sorbo.

Y me miras con cristales rotos en el fondo de los ojos.

Y yo no sé como mirarte, si acercarme y besarte, o salir por la puerta como si no te hubiera visto. O a lo mejor lo más sensato es arrancarte esos vidrios a mordiscos.

Lo ignoro, como ignoro por qué ahora te beso, como si me fuera la vida en ello.

El viento silba y si no da igual. Yo me noto perdido en un trigal mecido por el cierzo.

Tú tienes los ojos tristes. Y yo los míos dolidos de pisar cristales.

Nos separemos, la noche no es tan joven y vuelve descalza a casa, con los talones maltrechos los dedos cansados de tanto cruzarse.

Yo solo quería marcharme con tu pena, pero te vas, con la mala estrella a cuestas y un aviso de bomba zumbándote en la oreja.

Una bomba atónita cargada de resignación suicida.

Accionada por el peso de tu propia cruz.

De tus promesas traicionadas. De estas noches de espera. De todas esas mañanas de olvido forzado. De esos barrotes.

De los harapos de tu vida, con los que te hubiera zurcido una bandera.
Si me hubieses dado un rato y no solo aquel beso descosido.

 

que sentimientos x ), muy creativo y interesante poema, un gusto leerte

 

Muy agradecido, Pancho, saludos y que tengas suerte con lo que tengas que tener suerte.