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Corazón de gigante

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Xavier Taboada, 22 de Mayo de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 569

  1. Xavier Taboada

    Xavier Taboada Poeta asiduo al portal

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    Hombre
    En un viejo pueblo llamado Silencio vivía un joven de nombre Inmago, era un niño no mayor a los 15 años, delgado, bajito, de apariencia débil y que siempre andaba soñando despierto. El vivía con su padre, en una choza pequeña justo donde terminaba el pueblo.

    Como todo niño de esa edad ya iba al colegio. Inmago era tímido y callado, pese a ello ya tenía algunos amigos en su clase, pero también como todo joven de su edad tenia personas no tan “amigos” que siempre se burlaban de él y le gastaban muchas bromas por su forma de ser y su aspecto físico. Pero claro también como todo chico de su edad tenía siempre una chica linda por quien suspirar de lejos.

    Un día, durante la clase de gimnasia todos los niños practicaban fútbol, habían formado dos grandes equipos con todos los integrantes de la clase. Pero nuestro Inmago observaba desde las gradas. A él nadie lo había escogido, el permanecía ahí solo, esperando que uno de los jugadores se lesionara para él pudiera entrar. Y aparentemente tanto era su deseo que finalmente fue eso lo que ocurrió, un muchacho dio una mala pisada y se torció el tobillo. El equipo no podía continuar el juego si no encontraban a un jugador sustituto, es mas podían perder el juego si no estaban completos.

    El único que estaba por ahí era Inmago y el equipo no tuvo más remedio que hacerlo jugar. Inmago estaba muy contento y salió a la cancha, su corazón palpitaba de emoción. Todos lo miraban con desconfianza pero él no paraba de sonreír.

    Se reanudo el juego, el equipo contrario se hace del balón y se lanza en un inesperado contragolpe, el balón es dado a uno de los delanteros y este patea un potente disparo pero en el camino el balón es detenido, algo se interpuso en su camino. Era el rostro de Inmago que se había estrellado contra el balón. Todos no cesaban de reír y el rostro de Inmago permanecía rojo por el balonazo.

    Pero para sorpresa de todos Inmago se puso en pie, retomó el balón y se dirigió hacia la portería contraria a toda velocidad. Nadie podía creer que aquel muchachito tan delgado hubiese soportado semejante golpe, más aún que tuviera tanta destreza con el balón. Burlaba uno a uno a sus rivales y nada mas bastaba verlo correr para comprender que su destino era solo el arco, en sus ojos no existía nada más. Su determinación era tan firme que ni aun los jugadores más grandes pudieron detenerlo interponiendo sus pesados cuerpos contra él. Inmago corría como una gacela a una velocidad impresionante, nadie lo podía alcanzar.

    Finalmente quedo frente a frente con el arquero pero una sorpresiva barrida por detrás de un defensa lo saco volando. El profesor marco falta en el área.

    Un penal sería ejecutado, obviamente a nadie se le cruzó siquiera por la mente que Inmago lo pudiera cobrar, así que el capitán del equipo se alistó para ejecutarlo. Inmago caminada cabizbajo, regresaba mirando hacia las gradas, como pensando que nunca debió salir de ahí. Entonces el profesor lo observó y se conmovió. Pidió de forma especial al equipo que permitieran que Inmago patee. Todos protestaron y se negaron rotundamente, pero ya era tarde, el profesor ya había tomado una decisión: Inmago patearía.

    En las tribunas se encontraba Dafne, una chica de cabellos largos y oscuros, la causante de los suspiros y desvelos de nuestro tímido y callado amigo.

    Inmago se percató de su presencia en las gradas y se puso muy nervioso, simplemente cerró los ojos y pateo a cualquier lado. El balón fue fácilmente atajado por el portero, todas las miradas se volcaron contra Inmago y el sentía como si cada una de ellas lo calcinaran con un fuego de ira.
    El contragolpe del equipo adversario no se hizo esperar y como la mayoría de los jugadores contrarios se hallaba en el área opuesta fue muy fácil anotarles. Este gol marcó el final del encuentro y la pérdida del equipo para el que jugaba Inmago. Todos lo abuchearon y se acercaban a él para darle una tremenda paliza, pero el entrenador los llamó así que no hubo tiempo para eso.

    Pero aun así los abucheos y las palabras de reproches habían lastimado los sentimientos de Inmago, quien se retiró muy triste y desanimado. Se sentía derrotado consigo mismo ya que no era la primera vez que el arruinaba todo. Era por él que siempre otros tenían que perder, era por él que los demás siempre tenían tarea extra, era él quien siempre arruinaba la diversión como si todo lo que tocara lo destruyera. Se sentía como un torpe sin remedio.

    Entonces mientras caminaba desconsolado a casa pudo escuchar una voz muy suave que le decía:
    -Estuviste muy bien hoy día, ¿Sabes?, no pensaba que jugaras tan bien- se trataba de Dafne quien le había dado rápidamente el alcance.

    Inmago se puso rojo y muy nervioso y no se le ocurría nada que decirle, su cuerpo entero era un mar de nervios. La chica se acerco hasta él y continúo hablándole-¿Y dónde aprendiste a controlar así el balón?
    Inmago intentó responderle pero solo atinaba a balbucear y no conseguía decir algo que siquiera sonara coherente. Aun así la joven sonrió. Un segundo después las amigas de ella la llamaban diciéndole que se les hacia tarde y Dafne dejó a Inmago no sin antes regalarle una nueva sonrisa tan encantadora como la primera.

    Eso alegró mucho al corazón de Inmago, pero esa alegría no tardó en volverse tristeza al escuchar a lo lejos los comentarios de las amigas de Dafne que decían:

    -¿Estás loca? Que hacías con ese tonto...es muy torpe aparte de feo... porque lo buscaste...es muy raro siempre para solo... definitivamente un perdedor....

    Inmago dio media vuelta bruscamente, eso era demasiado para él. Estaba muy triste y corrió y corrió frenéticamente sin destino fijo. Corrió tan rápido que no alcanzó a oír la respuesta de Dafne a sus amigas:

    -No sé... a mí me parece lindo, tiene una inocencia....que no sé explicar...eso lo hace especial...

    Inmago se perdió de escuchar esa tan linda respuesta por parte de la chica a la que él tanto quería. Y es que a veces cuando estamos muy heridos solo escuchamos lo negativo de lo que nos dicen y lo asumimos como cierto. Olvidándonos de escuchar el resto, la otra parte, lo bueno de nosotros y lo que quizás si es verdadero.
     
    #1
    Última modificación: 22 de Mayo de 2010

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