Ciudad de ida y vuelta

Ciudad de ida y vuelta
marché para volver
de la batalla cansado
¿o acaso debería quedarme encerrado
en las mazmorras de mi abatimiento?

Con toda probabilidad ella no se acuerda
de mis encuentros en su estación de paso
o puede ser que ignore mis saltos
sobre sus gigantes olas desertoras del mar
de su bravura frente a la inmensidad.

Yo sigo regresando a sus brazos
como un hijo a su regazo
después de todo me vio nacer
entre sus calles plazas y parques
como un hijo predilecto.

Remueve mis recuerdos como las mareas
como los copos de nieve mecidos por el aire
uno vuelve cada cierto tiempo
y cubre su pasado con un pesado velo
que difícilmente se puede descorrer.

La ciudad que me vio nacer
fue testigo de mi renacer
en el arco iris de la lluvia
en el trino del pájaro
nacer con un hilo de vida.

Tan fino y delicado como el cuidado
de un aliento ilimitado
la ciudad me devuelve su abrazo
con sus hileras de tamarindos
o me envuelve con las alas de sus palomas.

Ahora es la ciudad que no recuerdo
por el humo blanco que ha borrado
mis sueños mientras me sumerjo
en la unidad del cero antes el fuego
con los tambores retumbando en mis oídos.

Tiene tambores mi ciudad
y murallas y un castillo
con cañones que apuntan al mar
calles con armas y cargadores
presentimientos de antiguos errores.

Vuelvo a mi ciudad que ya no es
un refugio que nos resguarda
voy para volver a no creer
mi suerte lejana para distanciarme
de un mar que aventura calma.

La ciudad de los encuentros y los presagios
rituales de escaramuzas en ideales
banderas a media asta sin toro
que atestigüe su vergonzosa muerte
a manos de una civilización decente.

La profecía se cumplió en esta tierra
de esperanzas pero se ignoró la ceniza
los residuos de las esquinas
las brasas aún escondidas
ocultas a las miradas que quemaban.

La avenida venía clamando libertad
luna enamorada de la claridad de esta ciudad
bella como sólo sabe ella paseando por sus calles
agitando sus caderas al viento
mostrando su concha y su encanto a la playa..

La ciudad muere de pena cuando marcho
el exterior se cierra en su conjunto
y se desinfla el vecindario
escucho los lamentos de un barrio
los desplazamientos neutralizados.

Vuelvo atrás en mis pasos
regreso a la soledad de mi abrazo
y retrocedo exhausto por tanto recuerdo
de silenciosos años envueltos por un halo
de humo blanco y llanto.

Absuelvo a mi ciudad de indecoros
del esmero de las faldas en sus balanceos
del gobierno de los políticos resignados
de la metralla esparcida por avenidas
del sueño más grande del poderoso.

¿Debería perdonar mi atrevimiento
por nombrarla tan a la ligera tan al viento?
los montes son testigos mudos de nuestro inventario
este idilio que nunca será eterno
y así no vuelvo así no vuelvo.

 

Gracias Enrique:

Yo también he disfrutado y es nostálgica y sentimental porque vivo a 7 kilómetros de la ciudad que me vio nacer.

Un saludo, Luis.