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Caron[te], o el barquero.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Gabriel_saia, 26 de Abril de 2012. Respuestas: 2 | Visitas: 486

  1. Gabriel_saia

    Gabriel_saia Poeta recién llegado

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    Yo tuve un amigo.

    Tuve un amigo que fue barquero allá por su época. El buen hombre no podía hablar con sinceridad ningún idioma, ya que tenía la lengua temblorosa y las ansias desgarbadas por el paso de los años y su naturaleza. Esa falta de garbo se reflejaba constantemente: el sujeto sonreía con picardía frente a los cientos que quedaban fascinados por su sapiencia –también temblorosa, pero deshonrada por el estímulo de conocer sus mayores pecados-.

    El tipo fue diestro, sabía qué le convenía conforme la ocasión, muchos siguen mencionando su falta de interés en las cuestiones políticas; otros resaltan su majestuosidad en ése ámbito. Nunca supo demasiado, lo que sí sabía era cómo desfigurar sus conocimientos, adquiridos previamente, hasta hacerlos parecer propios de su erudición inimpugnable. La verdad era que él no sabía de política, así como no sabía nada de cocina y, sin embargo, no se moría de hambre.

    Aquél sujeto presentía cosas por doquier. Inimaginable sería su presencia sin un pensamiento o una presencia estorbosa. Nunca nos negamos a degustar un buen café, tampoco me negó el acceso a sus más recónditas pasiones, puesto que, él y yo, no éramos muy distintos aunque éramos esencialmente lo contrario. Parecíamos, ambos dos, una caricatura del Zarathustra que, sin dudas, él también leyó. En sí, él conocía el sentido de las palabras; se podría decir que fue el inventor de varias que, hoy en día, no tienen relevancia alguna; también conocía de impresiones y novelas, pero absolutamente nada de cuentos ni narraciones fantásticas. Los barcos lo transitaron de manera constante, mientras él disfrutaba de su triste pasión, siempre lo llevaban al mejor de los peores puertos que jamás hemos de conocer. En esos puertos mal habidos él se sentaba a escuchar sonidos que, si bien eran inciertos, cantaban canciones de su patria propia. Sin embargo todos sabíamos cómo era la cuestión: el barquero, mi amigo, nunca poseyó patria alguna: fue un no-patriota, evitando la fatalidad y las supuestas máscaras, casi un paria (nunca supo que su fantasía cosmopolita era una simple fantasía intelectual: nunca nadie le enseñó lo que realmente era la pertenencia y el afán de ser protector). Muerto el sujeto supimos que no murió en ningún lado que denote territorialidad sino, más bien, en todos [los] lados.

    Las narices le colgaban, al igual que sus orejas, debido a su prolongada edad, edad que, por cierto, era bastante común para un ser que nunca experimentó ni una sola pasión.

    En cuanto a lo demás, fue muy cruel: Los nueve círculos, las mil y una obnubilaciones del firmamento, el ingenioso hidalgo, el gaucho de gran sentido lírico, la mentira de los espejos, el compañero momentáneo de Asterión, la separación de el melancólico y el resto de su generación degenerativa: todo eso fue fatalmente forzado. Él nos contó esas historias en lo que fue mi primer “viaje largo” en aquel entonces, viaje que hubo de durar unos veintipico de años.

    Nadie dudó nunca de él –así estamos hoy-. Pues, vengo yo a desmentirlo en aquello que conozco y no confieso, puesto que me quedo con las intrigas que merezco y declaro las verdades que no son sino en su contexto y mi cabeza y mi imaginación y su imaginación.

    Yo tuve un amigo.

    Gabriel A. Saia
     
    #1
  2. Antonio

    Antonio Moderador ENSEÑANTE/asesor en Foro poética clásica Miembro del Equipo Moderadores Moderador enseñante

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    Desvelas las verdades del barquero, estimado Gabriel de una forma tan fluida como ese río donde aunque tu protagonista ya no ayuda a saltar a la otra orilla en su momento así era preceptivo para todas las almas errantes que tuviesen una moneda a mano.
    Excelente narración que se lee de principio a fin con esa intriga a la que todos queremos llegar y que finalmente tú nos llevas por los mares de tu imaginación.
    Mis más sinceras felicitaciones.
     
    #2
  3. Gabriel_saia

    Gabriel_saia Poeta recién llegado

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    Buenas noches, Antonio.
    Antes que nada, muchísimas gracias por leerlo; pasando a tu apreciación, muchas gracias por las loas -no sé si son bien merecidas, pero las aceptaré-. Espero que nos sigamos leyendo. También espero que este texto, esta pequeña prosa, te haya interesado y te haya propinado la satisfacción que tanto espero -y que tanto me esmeré por lograr-.
    Un saludo cordial,

    Gabriel A. Saia
     
    #3

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