¡Ay, qué montón de másteres fingidos!

¡Ay, qué montón de másteres fingidos!
(soneto de [triste] circunstancia)

Hasta la sabiduría
vende la Universidad
(Luis de Góngora)​

¡Ay, qué montón de másteres fingidos!
¡Qué dolor, ay, Juan Carlos, de alma mater
—addendum no sexista: de alma pater—
y bacalaureados fementidos!

Hay que citar los textos referidos
si fuentes usas —más que fuentes, cráter
de incandescentes párrafos al váter
(o a un buen cargo en la polis) dirigidos—.

Máster del Universo no, tunante
de la universidad de la cantina,
máster del copia y pega denigrante.

Casado a esposa o junto a concubina,
qué importa el qué dirán si con tu máster
¡pájaro! a buena sombra te arrimáster.

 

Pablo, cuando aflora la ironía tus poemas resultan muy divertidos, además siguen manteniendo tu sello inconfundible, el verso douodécimo es la mezcla perfecta de estos dos aspectos.

En la época de la titulitis aguda esto tenía que acabar sucediendo.

Saludos.

 

Gracias, Luis. Lamento que tuvieses que abandonar ese máster que tanto te interesaba. Como dije, es un soneto de circunstancia, de triste circunstancia. Ojalá no hubiese tenido motivo para escribirlo. Por cierto, en el soneto no sólo nombro sin citar (como tú dices) a un presunto implicado: nombro hasta tres (en itálicas).

Gracias, Sergio. Siempre me da mucho miedo escribir poesía burlesca, porque no me gusta herir a nadie con lo que escribo. Pero a veces es muy difícil contenerse. Y claro, en la burla no proceden las medias tintas: o te burlas o te callas.

Saludos.

 

Como ya sabrás, Pablo, me encanta darle caña a esta sociedad corrupta en la que vivimos. Todo poema como este para mí siempre es bienvenido y más si se aborda con la maestría con que tú lo haces. Como dice el amigo Oncina ¡Más maderaaaaa!

Ha sido un placer una vez más, pasar por tu espacio.

Saludos cordiales.

Mouse

 

Gracias también a ti, Mouse.