Aquélla tarde lluviosa

Aquélla tarde lluviosa
en la que me diste tu adiós;
se veía tu rostro marchito
en la oscuridad de la noche,
no pude saber si llorabas
miraba tú tristeza más no tus lágrimas,
queriéndo sentirte cerca
traté de amarrarte a mis brazos
buscaba calmar tu agonía
a pesar de ser yo la causante
de aquél fracaso de amor.
Los lamentos sinceros
que salieron del alma mía
no supieron calmar tu dolor,
alejándote de mi con apatía
llenaste mi corazón de culpas
dijiste entender mis razones
más no aceptar mis disculpas.

Perdóname,
si no pude amarte
no fue por decisión propia
es el corazón que decide
amar a quien se le antoja.







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Hermoso poema, que deja una imagen muy bella. El corazón es un rebelde, pero no toma las desiciones sólo. Estrellas para vos.

 

muy bello albita, no se puede forzar a nadie a sentir, saludos.

 

Gracias Lukas, muy cierto el sólo toma la decisión, aunque aveces se equivoque, gracias por pasar por mi espacio dejat tu huella y tus estrellas, un abrazo.

 

Asi es poeta, el corazon decide por si solo! Un saludo.