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Anan

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por angel del olvido, 26 de Enero de 2010. Respuestas: 3 | Visitas: 653

  1. angel del olvido

    angel del olvido Poeta asiduo al portal

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    No puedo darme el lujo de volver a empezar, ciertamente es un privilegio recién creado el negarse a seguir de autómata por las calles, por las avenidas, por el globo azul con pasta italiana impregnada, el mismo que llamamos mundo. La forma para mi gusto extraña, la cual por muda y ciega no nos da el incienso necesario para una justa y digna iniciación, al contrario creo firmemente que la verdad de este mundo multicolor y lleno de nada no es mas que la irrisoria mitomanía mundial, un fiasco y mas tarde una efímera monotonía obligada a crear realidades alternas y falsamente obscuras, es decir que la luz que solemos sentir desde el cielo y que prácticamente quisiéramos que nos bañara el cuerpo de divinidad no es mas que un invento puro de la mediocridad humana. En si en las tardes me dedico a leer y a releer teorías grandemente extrañas como su autor, evidentemente el viejo canoso al que se las robe se ha de estar regocijando a lo grande. El viejo es familiar, es línea genética abrazada, par de mentes entre cincuenta que tratan de cambiar sus líneas vitales desde mediocres y simples reflexiones “seudoeuropeas” a falta de corrientes filosóficas nacionales. Imposible creería Mario. El viejo fue senil en su tiempo, en un pedazo de años llorones, impregnado de oscurantismo en todos los aspectos físicos, emocionales y mentales, él ahora ya no es, como tampoco se puede confirmar verazmente que existió y dejo marcas y huellas. Estoy tan acostumbrada a pensar las ideas o cosas u objetos (desconozco la eficacia de diferenciar estos tres vocablos, pesimismo puro) que literalmente soy sorda a cualquier recriminación por parte de quien sea con respecto a mis retrasados comentarios. No es que este de moda o pasatiempo dedicarse a pensar mas que los otros amorfos cerebros pero resulta bastante entretenido pasar justo al lado, ser intocable en temas tecnológicos, no tener esa popularidad y defecto al mismo tiempo de saberlo todo, lo entretenido es dejarme lentamente a la lucha con mi desasosiego, a mi baile con lo triste sin que para esto tenga que casi morir de aburrimiento escuchando levedades de temas leves, liviandad social, ecología, cultura, política, cosmopolita, temas condenados para mi y nada mas, la equivocación es para mi una forma de acertar en lo mas puro de los actos, por ejemplo al hablar corridamente y al inconsciente descuido ya hemos dicho una p en vez de una r y así sucesivamente con las interminables combinaciones verbales, pero no hay nada mas puro que equivocarse, es un error traducido a libertad de genio, creamos a menudo conductas y nuevos hábitos pero no con la frecuencia en que artísticamente creamos nuevas y bellas palabras, que los tontos oídos no sepan escuchar ese orgasmo verbal y espontaneo ya es una tremenda y pura cagada, el error nace y procede de la percepción negativa que se le da a algo bellamente positivo. De vez en cuando me recrimino muy menormente el no poder disfrutar de la extensa gama de sentimientos negativos en el momento y lugar adecuados. Me pasa que en los momentos de mayor liberación estética y sexual, soy un as para eso de contraer negatividad bajo todos sus efectos y marcas. Recuerdo no muy claramente una salida al parque con el viejo, no perfectamente por que de tanto recordar se me ha ido olvidando realmente que paso y he ido felizmente llenándolo de huecos, lagunas, inventos, nuevos gritos, dolores y un nuevo e infinito placer- dolor aunque dejo muy en claro no estar familiarizada con las tendencias masoquistas aunque me gusta argumentar frente a alguna amiga pasada de bobalina que me gustaría algún tipo de eficaz placer adolescente pero nada mas lo digo por que me deleita la cara de niñas débiles que ponen.
    Con él aprendí a edificar torres de un placer que poco o mucho he sentido a lo largo de este nuevo cambio de piel, sus manos que mucha semejanza tenían con dos guantes bionicos eran expertos en juegos dérmicos que para mi edad me resultaron tremendamente imposibles de concebir, puesto que eran de una sencillez tan disfrazada que podrían haber pasado como repertorio de un mago oriental o un actor de danza contemporánea o suaves hojas de papel colgados del cielo, en todo caso sus manos eran invitación con diez palabras a dejarse llevar por un momento que nada o mucho tendría que ser denunciada, la grandeza de la autonomía cíclica de una piel.
    La memoria de esos años en mi estaba sublevada de insertar lógica y belleza convencional, tal vez muy influenciada por lo que el viejo me hacia creer y recordar mas tarde, mi iniciación en el mundo de los valores mal llamados perversos comenzó con esa ingenua y normal salida al parque Tazarcor, el mismo donde filmaron una película española de temática taurina, el lugar suele ser algo atractivo debido a los incontables alebrijes que adornan las numerables bancas acomodas en grupos de fila india, es ahí en ese lugar a los ocho años de edad cuando pude darle un significado real y verdadero a la palabra soledad, a la acción de refugiarse, me conto extensamente y con un tono de voz parecido a un pordiosero o a un vago que la soledad no es ni un estado físico ni emocional, tampoco que era una palabra referente a la asociación de la individualidad con la nada, la soledad es un traje negro muy costoso y de una sola talla, que para entrar en el de antemano se debió haber nacido con la medida exacta para entrar justo en su tela negra, no hay ni siquiera genuinos sastres capaces de ayudarte a entrar si no tienes las medidas necesarias ni poder divino que te impida quitarte el traje cuando ya lo tienes puesto. Es una suerte enorme nacer exacto para entrar en la soledad me confeso el viejo, ya que no puedes ni debes de seguir los dogmas y leyes impuestas en todos los ordenes conocidos. Es como ir montado en un ágil caballo que se dirige a un bosque en llamas importándole un carajo ver venir de frente a todo el mundo, en dirección opuesta a la de el. En sus piernas y meciéndome muy lento lo observaba hablar mientras fumaba hojas de tabaco cubano, dibuje una sonrisa en mi rostro sin saber por que, cuando me expreso que el tenia puesto el traje de la soledad y que estaba desde hace años impecablemente cuidado, había estado esperando durante años entrar en una suntuosa fiesta, la ultima y mejor fiesta de su vida, yo era para el la niña que tendría que bailar en su brazos, la única y digna mujer de compartir su soledad, el ser libre de prejuicios que no lo juzgaría jamás por el hecho de mostrarme las virtudes de la soledad, fuimos a una iglesia cualquiera.
    Comprendí en su rostro ausente de brillo, evidencia firme de años mal vividos. En la entrada de la pequeña iglesia se encontraba un joven negro con un saco y olor limpio aunque evidentemente roído, pudo haber pasado como saxofonista de los años sesenta pero inconfundiblemente regresando de la fabrica.
    El viejo me tomo de la cintura para guiarme muy sutilmente hacia la primera banca, el silencio era igual, mi mente tenia los mismos pensamientos azules cuando empezó a explicarme que nada o poco tenia que arrodillarme como ignorante sierva ante esas imágenes de yeso y madera, no contenían un valor realmente significante mas alla del supuesto valor cultural y religioso que se ha difundido gracias a la gran actuación de los teólogos. Tomo tiempo en mi vida asimilar la inexistencia de lo divino tal y como lo plantea un asesino vestido con túnica.
    Salimos de ahí con dirección a la casa, llegamos y fuimos directo hasta el gran sillón de la azotea, es ahí donde el viejo y yo teníamos un pequeño observatorio, yo tome asiento y espere, la noche, el miedo, los fantasmas o alguna otra gloria disfrazada de venganza, el despareció unos momentos y al regreso sus manos mecían una botella de vodka y dos vasos un tanto fisurados.
    Bebí como de un veneno que a la larga toleraría en absoluto, ese primer trago que nos hace sumergirnos en el inmenso mar de interrogantes, yo veía al viejo como desde que la luz del entendimiento me permitió darme cuenta de mi entorno, de mis palabras de lo circundante y lo lejano, la distancia entre poseer y despreciar, minimalismos exactos supongo. Lo veía como un hombre viejo, entonces mis ojos decidieron mirar con mas detenimiento, luego una mano posándose en la piel, luego el juego de levitación a cargo de las viejas y también diminutas ropas y enseguida la gravedad reclamando lo que le pertenece, desconocía todo tipo de resistencia todo tipo de negación o instrumento para detener la avanzada de un hombre en el virgen terreno de mi piel. Segundos y ahí estaba en una lucha negada a su significado básico y conceptualizada ahora como una lucha de piel y risas y llanto, una semejanza. El hombre penetrando la naciente civilización, trazando rectos caminos sobre los poros, clavando flores sobre los vellos, sembrando magma sobre dos irrisorios pezones que algún día emergerían de la nada, buscando redención y estética, el hombre como creador nato e insuperable buscador de la belleza, truenos muy suaves en todo mi cuerpo, es ahí donde lo divino pude existir, en la piel ligada, insultada, es ahí donde los rituales cobran su verdadero sentido y se evaporan en gemidos y gemidos al infinito con lo cual se es siempre joven y fuerte. El viejo me enseño esa noche, montada en su ser a practicar la negación de lo convencional y crear mundos con palabras. El viejo ya no esta y eso importa muy poco en mi cuerpo crecido. Ahora aquí mientras escribo seis cosas y divago en diez mas, me pregunto si la lucha contra lo recto traerá alguna consecuencia mayor, un estado de conciencia, voy a salir y darme una vuelta por la catedral, en apariencia quizás encuentre a un nuevo viejo que me revele un nuevo significado de un sentimiento negativo.
     
    #1
    Última modificación: 20 de Julio de 2010
  2. Francisco Lechuga Mejia

    Francisco Lechuga Mejia Poeta que no puede vivir sin el portal

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    sin duda tu prosa atrapa, sin embargo creo que para bien de quien te lee deberías hacer espacios, en papel es una cosa, pero en la pantalla llega uno a un punto en el que , por lo menos a mi edad, o pone el dedo para seguir el renglón o definitivamente se pierde...un fuerte abrazo
     
    #2
  3. angel del olvido

    angel del olvido Poeta asiduo al portal

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    Creo Frank, que me faltan unas buenas clases de redaccion en el CCH, me voy a ir a formar la utopia literaria.
    Gracias por la recomendacion.
     
    #3
  4. ROSA

    ROSA Invitado

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