amor a ciegas

Un corazón delator palpito en plena noche,
descifrando códices perdidos en el llamado
llanto de luna llena, de Chelaju un emblema,
marinera sin lámpara de aceite,
navegando en la sonrisa de la marea,
confundida por la estrellas,
imaginando una luna nueva.

Princesa vestida de sol, diadema deslumbrante
revestida de perlas brillantes,
sentada en el barco pensándote,
esperándote en un momento destellante,
para ella nueva era deliberante,
soñadora de las estelas de espuma,
sobre mi alma ninguna pluma,
y ella desintegrándose sin duda alguna.

Marinero de mares bravíos y aguerridos,
los siete mares lares de su mirar,
horizontes que quiso cruzar,
en la bruma su faro, el que no dejo de brillar,
esperándole en su desván,
la luz que lo quiso iluminar.

Ciegos corazones de amores alados,
almas deslumbradas una por otra
sin censura amordazadas por la pasión,
sin emoción la fragancia convirtiéndose en lazo,
inquebrantable enlace, mástil sutil
escondiendo el lastre,
sastre de suspiros entretejidos
en albores de sueños vividos.

Una mirada perdida, encontrada por una cita,
caballero de Asturias, noble como la lechuga,
ella como doncella pura, regalándole
toda su ternura, el como amante seductor,
seduciéndola hasta prometer el universo…
hasta que todo queda en silencio…

Y dos corazones latiendo sentados en el silencio,
de no poder ver lo que viene pronto,
no distinguen a lo lejos lo que quieren,
solo quieren sentir, su alma apresada,
esfumándose en un beso,
tatuando su huella, dejándola impreso,
un sentimiento viajero, en este Amen.

Sin miedo a la locura,
el hechicero desaparece la cordura,
el amor es ciego, si personas aman sin censura,
porque amar es la mayor tortura a menos que se ame con locura,
pasión vivida con ternura.

Se fue el marinero, ella esperando a su regreso,
su vida un lienzo suspirando a cada momento,
la brisa de las olas acarician su cabello,
mientras alejándose su mundo,
hundiéndose en el profundo suspenso.

Se dice que solo la distancia puede dividir,
dos corazones un solo latir,
porque el corazón ciego quiere latir,
sufrir por un mar de amores,
en mares de colores,
buscando su fin,
jugando a quererse, bajo noches de luna
envueltos en su misteriosa luz,
que romántico vuelve hasta el mismo ángelus,
pero toda ilusión se desvanece con la fría realidad sin cuna.

Sin duda alguna, amar es la mayor tortura
a menos que se ame con locura,
él no regresara, dejando un corazón herido,
porque se dejo llevar por el destello de una amante,
con su belleza hechizante, cautivante e hilarante.
Y por amar a ciegas, por el corazón iluso ser,
por palpitar cuando no debió de ser,
porque la pasión enveneno la realidad,
porque inseguros estaban y no les importo más
que la aventura y el placer,
diciéndose amor… cuando no era su canción.
Jurarse para siempre amor eterno,
prometiéndose el cielo, cuando lo que viene es un infierno.

Una noche de llanto, el cielo llorando,
de ver a un ángel triste en la esquina penando,
esperando a su regreso, sin saber que no regresara,
desgarrando su corazón por el amor,
mientras la incertidumbre clavándole un puñal,
hace que se pare su corazón…
muriendo lentamente, desplomándose a ese son,
el mar enfurecido por su dolor,
el faro del muelle se apago,
solo la marea que subió, cobijo su alma sin sal.

Por amor se muere, porque hay amores que matan,
por ser ciegos corazones del alma,
por la luna que los hechizo,
y Cupido que se equivoco,
enamorándose los dos…

Gravedad haciendo que la luna rose
la atmosfera y alborote el mar,
subiendo la marea besando las rocas,
marinero de altamar en puerto Vallarta,
para enamorase y después desplantar.
Amor a ciegas es lo que sucedió.
Un amor que acecinó….