Al otro lado del castillo

Recurro a todo embrujo y toda mancia
queriendo remendar mi pecho herido,
de humilde me acusaron, y así ha sido
mi tierno amor segado en plena infancia.

¡Destino gris, de cínica arrogancia
con ríos de oro y plata tu has partido
un alma que yacía en dos caminos
latiendo uno por otro en febril ansia!

Ahora me hallo seco en suerte y faros;
el hado vil dictome en su cruel flujo
nacer del otro lado del castillo.

Ser pobre en el amor es algo caro,
ahí en donde el dinero es fino brujo
es más ligero el pecho que el bolsillo.

 

Estremecen tus letras , una realidad que duele cuando nos toca.
saludos.
Esperanzapaz

 

Gracias Esperanza, me da mucho gusto que hallas comentado. Un abrazo y nos seguimos leyendo.

 

Me pongo de pie para aplaudir este soneto,poeta de poetas.Nunca la pobreza económica es un don,pero tampoco lo es la pobrezaespíritu o de personalidad.Te mando estrellas para tu maravilloso poema.Un abrazo,amigo.