¡Ahí pasó algo!

Estás triste y llevo un rato, amig@
intentando escribirte algún poema;
que te dé alegría, que mitigue la pena
que te aflige, pero no es mi día.

Como nunca he nadado en la abundancia
me ha dejado la mente casi en blanco
el que al pedir mis movimientos en el banco
faltase, como falta, la constancia

de un ingreso, en mi cuenta, en efectivo,
que no aparece en la relación, como te digo.
El lunes allí estoy yo, con el resguardo,
quiero saber lo qué pasó, ¡ahí pasó algo!

Quizá ha sido un error informático
una desactualización por efecto del frío,
o un retraso contable; pero no me fío
porque hay mucho banquero flemático

de amplia sonrisa y fingido fervor
con la mente puesta más allá del ático,
en las nubes, muy lejos del ordenador,
que ingresa tu dinero a cualquier lunático.

Y si así ocurrió, el recuperarlo,
amen de traumático para la criatura,
no será fácil; si ya lo gastó, ¡menuda diablura!
¿Lo dejaré en rojo? Espero que no.

 

Son muchos factores, los que intervienen en el éxito de cada empresa.
Porque el Libre Albedrío que nos regaló Eón ( el Padre cósmico ), se va transformando en azar.
Todo se vuelve aleatorio.
Es decir que, si tienes la suerte de que algunas cosas te salgan bien...
Serás afortunado.


Y eso es todo. Necesitas buen olfato, y buena suerte. Y por supuesto, Dolor.
Ya que el Dolor es la forma más sencilla de aprendizaje.