Agonía en el tormento

Se desliza en el preámbulo lágrimas de agonía,
ni la diáfana luz de medio día,
ilustra las líneas de mi exigió verso,
me muero de tristeza,
mis labios oscilan al compás del péndulo,
me alineo a las manecillas de las horas,
y los segundos me acompañan en la grisácea tarde del día.

Lluvias dominan mi nublada vista
en el reflejo de una rama de pino
tirado en la pérdida arteria
de una tarde apagada,
escucho a lo lejos el trinar de
un ave dominada por la tormenta,
la encrucijada tempestad
y turbia agua inundaban mis descalzos pies,
un pajarillo tilinte y escurridizo
miraba fijamente a su remate,
mi ojeada se cruzó con la de él,
exasperado por sufragar su gélido cuerpo,
el frio adormecía mis pies desesperado
por coadyuvar al silbido de un ave sollozar
y más no alcanzar por ser su consumación
era tarde su mirada se apagaba
con una simetría que mis ojos atrapaban
cada santiamén, no me resistí a transmitir
calinoso aliento de oxígeno
era víspera de una muerte gélida,
su agonía había terminado,
la mía aún sigue en razón.



​

 

muy interesante poema, con mucho talento, saludos poeta

 

Hermoso tema, la imagen de la avecilla muy ilustrativa, y el dibujo a lápiz algo aporta para hacer sentir la crudeza del instante. Brindo por sus intentos, que sean muchos. Abrazos.

 

Muchas gracias