A sus letras, Villaespesa.

Yo soy la soberana de mi propio egoísmo.
Mis dudas son creencias y mis vicios virtudes,
y me encuentro más sola entre las multitudes
que en este pobre cuarto solo conmigo mismo.
He sentido placeres y dolores profundos,
mi insaciable deseo todo lo he devorado,
y entretengo hoy mis ocios de león fatigado,
igual que un Dios, creando y destruyendo mundos.

...La soledad me cansa… Los mismos ideales…
Se van los que vinieron, vuelven los que se han ido,
y siempre el mismo tedio y todos siempre iguales.

...A veces de mí misma también me encuentro hastiado.
¡No tengo ya un deseo que no haya poseído,
ni duermo con un sueño que ya no haya gozado!

 

La vida es un laberinto y cada día una nueva jornada nos muestra que ir por ese laberinto es recorrer el mundo que nos trae afujías y sorpresas y no podemos detenernos para lamentarnos quedando tanto por recorrer.

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