a muerto en brazos del amado, ese que le pidio un deseo sutil, algo que la embrujo y hizo que Maria, la fragil Maria, se disfrazara de estrella.
En sus ojos, señora, yace un lago soberbio de linfa glauca que oye el croar de ranas nacidas de huevos de cartón, bajo el sol, bajo las nubes...
Buen día chiquita, abre tu ventana el ruiseñor canta en tono bajo loor inspirado a tus mejillas pálidas; ¡evacua caprichos, vuélvelo al nido!...