Pobres ellos!

Voces me invitan a olvidarte,
gritan razones, susurran motivos
y como a vos, me aseguran que estaría mejor
vomitan palabras mudas para mí,
carentes de sentido​

y los perdono al escucharlos
porque no saben lo que dicen
porque ignoran aquello que nos une.
Miradas críticas me persiguen como a vos,
y hasta puedo percibir su descontento
y los perdono cada vez que sus ojos quedan fijos en los míos
porque no saben
que el brillo de tus ojos verdes
es la luz de los míos marrones,
y cuando los oigo hablar,
cuando escucho sus opiniones y consejos
cuando advierto sus vistas sobre mí
me digo una y otra vez,
¡Pobres ellos!
Que nunca comprenderán
que hablan y miran
y si supieran no se atreverían
a insinuar una palabra que proponga que me aleje,
a lanzar una mirada de tristeza
¡Pobres ellos! Que no imaginan
lo que es mi vida si no estás
que están ciegos y no ven
lo feliz que soy cuando te tengo
¡Pobres ellos!
Que nunca sintieron
lo que vos sentís
y lo que yo siento.​

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