Nadie, nadie

No había muchas ganas por inventarme nada. Recorría los pasillos absolutamente blancos, y por aquí y por allá, infinidad de destrozos.
-Preguntado con ojos viscosos, desde la penumbra: ¿Quién viene? Casi escuchaba y veía como se repetían, de forma letárgica.

-Nadie, nadie...

Palabras de zarpa que se dibujaban por toda la estancia. Pero al final del pasillo, era realmente el abismo, porque yo lo sabía. Sabía del nudo en la garganta y las ventanas, tan necias, de aquellos espectadores de piedra que a lo lejos tapizaban el camino a casa.

-Yo lo sabía...

Y cada madrugada, algo menos parecido a mí, te cuidaba.
​

 

Resulta, que a veces buscamos, quién acuda a salvanos
cuando estas al borde del precipicio,
y resulta que miras a todos lados...
y justo, la única persona que quisieras que te de su mano
no aparece. y duele hasta el desgarro,
Luego, ceremoniosamente
secas las lágrimas...
te levantas del suelo.
y te enteras, que es el único que tiene la llave
para abrir la puerta del abismo a la luz.


perdona mi sentir....un abrazo

 

Muy bello tu micro con su bella nostalgia bordado es grato leerte saludos

 

al contrario, aprecio y admiro tu comentar. gracias.
saludos Azul

 

Ha muxas gracias.
un encanto tu presencia y comentar.
saludos.

 

Lo sabe y lo arrastra, lo ve y se pierde, cansado se desvanece.

Un placer haberte encontrado

 

dejarnos llevar... a veces... pero nunca se pierde... Me encantó, ZERO, para sumergirse... Magnificas letras, niño... muchas gracias. Un abrazo

 

Sentida historia, con mágico talento.
Un abrazo amigo.

 

BELLISIMO, a pesar de la nostalgia, abrazos y estrellas.