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  1. Jose Anibal Ortiz Lozada

    Jose Anibal Ortiz Lozada Poeta adicto al portal

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    6 de Mayo de 2024
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    Género:
    Hombre
    La vida empezó con una maleta de ilusiones tejidas con crayones, cuentos de hadas y el olor a pan recién hecho. Caminaba descalzo entre los charcos del patio, sin saber que ya entonces estaba viajando, que la infancia era apenas una estación donde uno no quiere bajarse nunca. Creía en todo: en los Reyes, en los abrazos eternos, en que el amor no dolía.

    Después vinieron los espejos rotos.
    Las verdades sin azúcar.
    El golpe seco de saber que no basta con querer,
    que no todos se quedan,
    que hay días que no terminan ni con el sol cayendo.

    Me tropecé con la vida muchas veces.
    A veces la vida me ganó la pelea,
    otras la dejé sin aliento.
    He perdido más de lo que he dicho,
    y he callado más de lo que me atreví a perder.
    Me mataron algunas esperanzas,
    pero también me nacieron otras como yerba mala: tercas, desobedientes, verdes a pesar de todo.

    Amé.
    Y me amaron mal.
    Me amaron a medias, con prisas, con excusas.
    Y a veces, también fui el que amó mal,
    con miedo, con silencios, con ausencia.
    He sido padre con los bolsillos llenos de dudas
    y el corazón remendado a fuerza de besos que curaban todo.
    Mis hijos crecieron como árboles sin sombra,
    buscando su propio sol.
    Y yo, el tronco, quieto, con raíces que se resistían a morir.

    Ahora, ya en la última curva del camino,
    con la espalda cargada de recuerdos,
    con la voz hecha de canciones que ya nadie canta,
    con los ojos cansados pero aún soñadores,
    tengo un deseo:
    verlos. A todos.
    A los nietos que la vida me regaló para decirme que todavía hay juegos,
    que aún puedo correr —aunque sea con el alma— tras una risa que me llame “abuelo”.

    Voy a buscarlos.
    Cruzaré ciudades, aeropuertos, relojes y cansancios.
    Veinticuatro horas.
    Una travesía que huele a epílogo,
    pero también a milagro.
    Sé que es mi último gran acto de amor:
    tenerlos a todos, como estrellas en una misma constelación.
    Y abrazarlos. Y decirles que valió la pena el viaje.
    Que, a pesar de todo,
    yo volvería a recorrer esta vida
    si al final, me esperaran ellos.

    Porque uno no muere cuando se va,
    uno muere cuando deja de buscar
    a quienes ama.
     
    #1

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