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El cofre

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Rubula, 17 de Septiembre de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 469

  1. Rubula

    Rubula Poeta asiduo al portal

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    Esta historia que paso a relatarles forma parte del folclore de “Las Siete Gargantas del Diablo” situado en “La Isla”. Esta basada en la expedición tras un tesoro. La misma comienza de la siguiente manera, según relatos de viejos marineros apostados en “La taberna del Bucanero”.

    El barco se encontraba a la deriva a sotavento de “La Isla”. Hacía tres semanas que “Los Tres Mosqueteros”, un bergantín de tres palos se consideraba perdido. Luego del temporal anunciado, la fragata de Guardia Costera diviso a lo lejos, lo que parecía ser el trinquete mayor y mesana.
    Cuando la abordaron ni un alma a bordo del mismo existía. Es más, hasta unas horas antes del temporal previamente anunciado, figuraba con todo detalle cual había sido su trayectoria y que habían hecho, en el Mar de China Continental. Así relataba el capitán del bergantín en cuestión en su bitácora bellamente forrada en cuero. Esta historia esta basada en las anotaciones del Capitán a la fecha de la desaparición de sus tripulantes y él mismo.

    En momentos anteriores al hecho en cuestión
    Salté de la cama. Una gota de transpiración brotaba por mi mejilla izquierda pero no me había percatado de ello; sentado sobre la misma fue cuando me palpé todo el cuerpo. Nada.
    Encendí la luz de la veladora; seguía siendo el hotelucho de mala muerte que alguna vez en mi vida fui a parar. A mi lado izquierdo seguía la mesita de luz, descolorida por le paso del tiempo y falta de pintura y a su derecha, sobre el muro lateral, la ventana que daba al callejón.
    El zumbido de las paletas del ventilador.. ese continuaba dale que dale; el calor, hasta pegajoso se palpaba. Mi corazón que pareciere salirse de su lugar, de ahí que me revisé. -¡Estoy vivo…!- me dije.
    Y la noche.. ésta no terminaba más, fue cuando decidí levantarme; el sonido de una radio fuera de sintonía hacíase sentir proveniente del pasillo lo que motivó que abriere la puerta del corredor.. todo seguía igual, Las luces del pasillo continuaban amarillentas, la pareja de franceses en la pieza de al lado haciendo el amor.
    -¿Pesadillas…? una voz en perfecto inglés, ¿será mi imaginación? Supuse, pero no.
    El extraño me extendía un porro a través de una abertura en la pared lindera, opuesta a donde los franceses se encontraban.
    -¿Una pitada…? el extraño me ofrecía.
    Con el tiempo terminamos haciéndonos amigos de las largas noches en vela en ese hotelucho de mala muerte perdido en el corazón de Asia. Un día, me pasaron, pues no se quien, un sobre por debajo de la puerta, era del inglés que había fallecido de malaria. Era un mapa en el cual Se mostraba claramente como arribar a una isla, y la ubicación de un cofre escondido.

    Sobre el folklore existente detrás de la historia.
    Parece ser que a principios del siglo XX, unos obreros que extraían guano de una de las cuevas del Mogote, tropezaron sus palas con un viejo baúl en el fondo de un precipicio. Emocionados ante el descubrimiento destruyeron su enorme candado metálico, comprobando con incredulidad que habían acabado de encontrar un enorme tesoro pirata. Fue así que pensaron “nuestras vidas de guaneros había terminado”. Pero he aquí, que éstos fallecieron de una terrible enfermedad. El cofre desaprecio. Hasta ahora…

    El tiempo en que la historia se convirtió en leyenda.
    El capitán del Bergantín, un adinerado buscador de tesoros, le interesó la historia, cuando le pregunté a un aldeano en un inglés mal hablado que necesitaba alquilar un bote. Es de esta manera que se contrató una expedición decidiéndose por ende, ir a “La Isla”.

    De formación volcánica y montañas que estaba esculpidas por un manto perenne de nubes en su parte más elevada, la isla se visualizaba desde el mar, diferenciándose de otras por su pináculo más alto.
    El bergantín fondeo en lo que se denomina “Las siete gargantas del Diablo”, una caleta. Ese término nació del folklore de la isla. Existían siete túneles por debajo de la línea del mar que en conjunto, cuando la alta marea se hacía sentir, sonaban como un coro de ángeles provenientes del averno mismo.
    El agua verde turquesa que han caracterizado las zonas bajas del arrecife coralino, en conjunto a lo agreste de la naturaleza, hacía que la playa fuese un edén a vista humana.
    Era de naturaleza volcánica e intocable por humano que haya intentado alguna vez pisar la misma. No estaba en ningún mapa conocido. Era simplemente “La isla” a voz populi. En la zona oriental de la cabecera de playa, un sendero conducía a una cascada extremadamente grande y ruidosa. Al fondo de la misma se formó una laguna, en cuyo lado oriental existía una playa de forma semicircular. Ambas, se encontraban bordeados de una vegetación agreste y espesa que humano alguno hubiese llegado a ver. Esta se encontraba en el interior de “La Isleta” que era conectada al mar a través de las grutas mencionadas precedentemente. Calor pegajoso, humedad del 100%. Animales exóticos, naturaleza exuberante.

    El campamento base se situó en la cabecera de playa. Un grupo de expedicionarios salieron a realizar un estudio de la misma, mientras que otros construyeron el campamento con equipos de alta tecnología. Se logró encontrar el famoso cofre luego de una serie de percances que no tenían explicación plausible. Bombas de agua que dejaban de funcionar, magnetómetros que detectaban cualquier cosa menos lo que tenía que detectar, personas que fallecían sin causa aparente. El trabajo en si se realizó en el lago interior. Se construyó un dique para que el agua no entrase a través de “Las siete gargantas del Diablo”. Se desvió el cauce proveniente de la cascada. Cuando por fin parecía todo funcionar, se descubre la Gran Gruta del Mogote. Los técnicos pululaban cual moscones por el fondo del lago, al que se le había extraído el agua, provenientes de dichas grutas. Estas alimentan la laguna interior con el mar que los bordeaba.

    En el momento que se habría el arca una gran tormenta se avecinaba. Muchos cayeron enfermos. El capitán enloqueció. En el estaba la espada del Capitán Garfio, con incrustaciones de oro y diamantes, monedas de la Corona Española, una cruz hecha de oro y piedras preciosas. El vendaval se hizo más fuerte a medida que la tormenta crecía en intensidad. Las represas cedieron y el capitán del bergantín murió ahogado. Fue en ese momento, que se detectó un nivel de radioactividad proveniente de la espada misma.

    Sin saber en donde ni el cuando
    -¿Un pitido? Escucho decir al inglés.
    Este me extiende un porro fumándolo tranquilamente, mientras mis pensamientos divagaban por si solos.
    -¿Nos vamos?
    -Si

    Mi cuerpo comenzaba a desdibujarse, en tanto mis manos se hacían transparentes; el calor como esa viscosidad.. en mi cabeza ya formaba parte de mi ser, algo húmedo comenzase a formarse. Mi cien derecha…
    El baúl adquiriendo un color amarillento por encima de mí abría y cerraba la tapa como si de una risa se tratare, fue ahí que la luz se apagó. Este, el baúl, despareció y con él, su risa ahogada…
     
    #1

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