Cementerio

Casi todos
sentados sobre sus tumbas.
Los que permanecían de pie
se habían adelantado.
Algunos
en los techos de los panteones.
Graves, contraídos, calvos
o con los pelos extremadamente largos.
Pálidos
como si nunca hubieran tomado sol.
Viejas con las pelucas torcidas, hombres abatidos,
muchachitas con los ojos pintarrajeados.
Actuales y pasados de moda.
Eminencias y sencillos.
Serios
como si de ese instante
dependiera el resto de la eternidad.
No eran marrones, con la ropa hecha harapos
o los huesos a la vista.
No tenían las mandíbulas salidas, el cuerpo con moho
ni olor desagradable.
Tan quietos
que el viento apenas movía el dobladillo de una mortaja.
Y todos me miraban
como si yo fuese el espectáculo y no ellos.
Yo el aparecido.
O el recién llegado.

 

Hola Marcelo, veo que hace poquito estás en esta casa y en verdad me ha gustado encontrarme con tus versos. Creo que tu poema será mejor apreciado en el foro de poemas góticos, tal vez sea esa la razón de la falta de comentarios. Me tomo el atrevimiento de moverlo allí.

Un beso y hasta pronto.

 

Lluvia de enero: Es verdad, lo que pasa es que uno anda como caballo recién comprado, buscando las tranqueras para pasar.
Gracias por tu favor y tu comentario. Un beso