Tu Secreto

¿Puedes darme tu secreto, bella niña,
el hechizo que encierras por doquiera
que tus pasos infantiles se dirigen,
jugando con el aire, con las flores?
¿Puedes darme el arcano celestial,
de aprender a respirar de la brisa
de tu aliento cuando ríes,
y embriagarme de fervor en tu mirar?
El viento juguetón se arremolina,
cuando roza tu blusa desgastada,
y al seguir por su camino incierto,
va llevando una canción callada,
que después de transcurrir el tiempo,
los ecos de ese cántico sublime,
da belleza y colorido a una playa
desierta al terminar la noche.
Y allá en la lejanía, la primaveral
esencia de tu cuerpo se deleita,
al sentirse acariciado por manos
invisibles de la brisa vespertina,
que libre como tu alma, se brinda
a rodear tu natural perfume de mujer,
con los recuerdos de este amante trovador.