Tu juego.

Aún en la oscuridad
puedo sentir tu mirada,
tus labios jugando,
tu respiración en el frío.

Sigo un juego, un baile
en en que tus espadas
son tus manos rosando
mi piel ya gastada por el tiempo.

El universo, en concordancia
abortan el destello de tu mirada
al caminar por mi futuro
al cual ahora se ve en luto.

Atado estoy a tu piel,
y envenenado de tu miel
arrastrando la antigua compañera
que este errador nocturno
recitaba muchos conjuros.

Muerto estoy a tu lado,
esperando, entre dientes susurrando
piel a piel, nudo a nudo
mi mente se enreda
en este enigma que es tu vivir.

 

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Hemoso, muy bello, precioso.