Tinte ámbar.

El tinte ámbar, de la luna, decolora

como una cerilla que en fuego desmorona;

Y el gris destino, finalmente pregona,

que el castigo a mis pecados es ahora.



El silencio, es un hermoso placebo

y la oscuridad, se acerca en su carruaje:

Usa un velo, y viste de encaje

…Trae la factura que a Dios debo.



Estoy muy cansado, sin luz ni dirección,

ni aun ante el dolor mínimamente estremezco;

¿A quién pido ayuda, si jamás creí en diezmo,

y esta vendimia, destila condenación?



El juicio, ambivalente, es irrelevante,

pues siempre he estado condenado;

¿Qué más da seguir en opalino estrado

si el fin de las cosas, es inevitable?




¿Qué significó luchar contra los molinos

si el epíteto de bandido está en mi epitafio?




¿Qué represento cabalgar por un futuro

si hoy, al final, me hundo muy despacio?...​

 

A veces la mayor de las gestas pasa desapercivida.

Buenas líneas Rodrigo.

Gracias por compartirlas.

Un abrazo.

 

Triste poema ,pero bello muy bello Rodrigo,con esa melancolia desbordante de una tristeza que se torna en aliada.
estrellas a tu hermoso poema y besos de todo corazón para ti.

 

Profunda tristeza destilan tus bellos versos, amigo mío. Pero recuerda; hay un momento en que se toca fondo, y ya no queda otra opción que la de volver a la superficie. En mi humilde opinión, creo que es una falacia eso de que: "se muere por tristeza" siempre hay algo más para morir. Te dejo mis abrazos, amigo Rodrigo.
Recaredo.

 

El silencio es un hermoso placebo...qué verdad Rodrigo, es dulce y engañoso, a veces.
Un gusto leerte.
Saludos