Tánatos

Tánatos


Nadie dará un réquiem
por mi espíritu,
sino tus labios
que harán salmos
en las exequias de mi vida.

Nadie orará por mi
cuando el bajel corsario
de mi corazón
se pierda en el anchuroso mar
de mis sentimientos.

Nadie llorará por mi
cuando el corcel negro de la muerte
haga sonar sus herrajes
en mis oídos.

Nadie reirá por mi
cuando la flor abisal eche sus pétalos
desde mi alma.

Nadie dirá que me ama
como no está permitido amar,
solo tú, Tánatos, dirás
que la vida trastabilla en mis ojos…
ebria de amor por ti.

 

Muy bonito poema, felicidades.

 

El que ama vivir no le teme a la muerte, pues cada cosa es dada en su justa medida, muchas gracias por leer y dejarme un saludo, gracias Adriana.

Giovanni

 

Hermoso poema... Y si tan sólo una te llorara sería suficiente, pero mejor que rían ahora. Me encantó, precioso.
Saludos.

 

Llegará en el momento de las lagrimas, no importa si son plañideras contratadas, al fin y al cabo, no seremos mas nada cuando estemos muertos.

Un abrazo, Luz

Giovanni

 

¡Grande italiano!
¡Bravo italiano!
¡Arriba italiano!

 

Y dale con lo mismo, Jorge