Señora Tierra

Señora Tierra, sus hijos humanos
queremos pedirle perdón,
porque sabemos que de toda su progenie
sólo nosotros la hemos irritado,
sólo nosotros la hemos dañado
y hemos sido depredadores
que devoramos sin piedad alguna
a nuestras otras especies hermanas.


Sabemos que si usted quisiera,
podría activar esos cuarenta mil volcanes
que hay en toda su piel,
eso a manera de castigo hacia nosotros,
pero usted nos ama y perdona.


Señora Tierra, esta raza parásita
le pide perdone el daño de Ozono,
el sudor de los glaciares;
eso mientras rezamos el requiem
a selvas con las que arrasamos.


Sabemos que los hermanos microbios
han querido hacernos lucha,
y así tan pequeños como son,
logran sembrar peste entre nosotros,
tal como lo ha hecho esta raza
sobre su faz, Señora Tierra.


Por nuestra ofensa a sus limpias aguas,
por nuestro ego y ambición,
por nuestra ceguera voluntaria,
Madre Tierra, pedimos perdón.

 

Admiración por tanta verdad en poca edad. LLa amada tierra nos aguanta como a hijos mal criados hasta que se canse de nuestras travesuras y nos castigue, como tu bien dices en tus versos, con un diluvio que esta vez será de fuego y posiblemente en Yelowstone ( seguro que lo he escrito mal) que realmente pertenece al imperial origen de tanta degradación.
Me ha sido muy grato leer tus versos y darle reputación y estrellas a tanta madurez psicológica en tan pocos años.
Castro.

 

El formato de oración-plegaria está muy bien, aunque creo que la teleología (actividad dirigida a un fin) de los microbios es muy discutible, aunque es coherente con un cierto sentimiento religioso.
Un saludo cordial
Luis