Salomé

SALOMÉ

Tienes a tu favor al intonso inquilino de tus días,
al rey tuerto de tus noches
y al feliz comensal de tus entrañas.

Tienes ante tus ojos mi personal manera de acecharte la sangre.
Tienes al que te ve esfumar fumando absorta en la picota pública,
al que ahora almuerza solo,
al carnívoro artero que engulle estos despojos a mansalva.

Tienes al animal doméstico y al cavernario estólido
que te ha rebufado en su propio estercolero.
Tienes al que te espera
musitando a hurtadillas en el poyo del altillo
que entre el fulgor efímero de un fué
y el hallazgo fortuito de un será,
avanza una distancia que importa una caída insoslayable.
Y tienes para tu gusto,
al que otros le llaman en secreto: “el bautista,”
porque han visto su testa, servida en tu bandeja con serpientes, Salomé

 

Tienes una forma muy personal de expresarte, con gran riqueza. Este poema es una buena muestra de ello. Buen trabajo. Saludos.

 

profundo, grato como ya lo es leerte