Rastro

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Un día, mientras miraba la vida desde el pretil de la ventana y evaluaba la posibilidad de renunciar a ella dando un paso al frente o dándolo hacia atrás y con ello renunciar a aquellos principios de no recular ni para tomar vuelo: apareciste.

La vida no daba para más, pensaba. Incluso las cosas cotidianas naufragaban en un mar de aburrimiento, los mismos sueños se las habían ingeniado para abatir sin esperanzas al insomnio. Ya hacía tiempo que la agenda, lo mismo que el teléfono habían enterrado toda posibilidad de que alguien suspirara y por piedad o lastima me abriese una puerta o tomase mi llamada. La vida se miraba del color que le sigue al gris antes de cerrar los ojos, y entonces tú, sin saber que soy adorador de la palabra, escondiste minuciosamente entre las tuyas tu plan y la verdad, jamás dijiste que buscabas aventura, si así lo hubieras hecho de mi parte la habrías tenido, total, yo no tenía nada que perder en ese momento más que los jugos de mi cuerpo y la fe que le tenía a tu integridad como persona.
Me embauqué en tus brazos, en tu voz de miel de mar y de borrascas, en tu cuerpo espigado de horizonte y en tu palabra que endulzaste con halagos y silencios. Me dejé llevar por ti a la oscuridad de los amantes, al rincón de los besos clandestinos, al hacer de las manos que tocan una piel, catan la humedad y reptan cual gusanos. Me envolviste en hilos de esperanza, me atrapaste en un capullo y me guardaste para luego, para cuando la ocasión fuera propicia.
Lo demás es cuento de sábanas y de tu actuar como si la experiencia, y no tu profesión, estuviera lejos de tu cuerpo, de tu amar tan burdo que solo sabe a cuento viejo.
Hoy, después de escribirte para pedirte que regreses y de nuevo no obtener respuesta, me veo de nuevo en el pretil de la ventana, ahora libre mirando con calma al horizonte y pensando en que tal vez ni existes, que solo eres el rastro de tinta que he dejado en algunos versos, una invención, ni siquiera un recuerdo.

9.11.11

 

Preciosa obra amigo, leer esta historia melancólica y a la vez aleccionadora fue un placer,saludos y estrellas.

 

Excelente lectura, amigo Gayo, siempre se quiere indagar que hay más alla de la palabra, y con tu prosa he podido imaginarme esa viviencia sin un final feliz.
te va un abrazo colombiano
LDC

 

Hermoso mi querido Gayo, un placer leerte. Besos con cariño.

 

Ya sea en prosa o en verso, Ud. si que sabe darle al clavo a esos vacíos que tienen santo y seña. Historias particulares cuya intensidad universal los hace comunes a todos los sentires.
Gracias, buen amigo, por compartir.

 

Cual estertores. Casi en agonía.

Buenas líneas Gayo.

Gracias por compartirlas.

Saludos.

 

hartas gracias, hartos salu2

 

Buena prosa mi estimado amigo, llevala a verso. serian hermosos también- felicitaciones y un gran saludo de gamaliel

 

Muchas gracias por lerme...saludines

 

Se disfrutan sus letras Sr. Gayo

 

Muchas gracias, saludines

 

Muchas gracias salu2

 

muchas gracias salu2

 

Describes con suma elegancia, el ansia de encontrar la ansiada compañía y ese juego de tenerla en un momento dado y perderla al cabo de unos minutos. Transmites la impotencia de una melancolía que duele.

Te mereces todas las estrellas.
Un abrazo

 

muchas gracias, salu2