Pequeños fuegos

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No nos importaba el día en que vivíamos,

si era invierno o verano, otoño o primavera;

si al mundo lo gobernaba la izquierda o la derecha,

si la verdad la tenían los ateos, los rabinos o los curas…


sólo nos importaba llegar siempre puntuales

a las nueve de la noche con nuestra mejor ropa,

perfumados y bañados a nuestro paraíso:

un cuartito de hotel de paredes descascaradas,

a dos cuadras de la villa y a cien metros de la Feria…


Y simplemente éramos eso:

dos pequeñas soledades encontradas;

hasta entonces, dos almas desterradas

y sustraídas de los altos cielos del querer;

pequeños entes que habían conocido el amor

en un gigantesco mundo.


Y fuimos eso: dos pequeños fuegos

que por primera vez se encendieron,

resplandeciendo en la eterna noche de la vida…



Hoy, los recuerdo a los dos

con lágrimas…

 

Recuerdos de un encuentro pasado ...muy nostálgico .

Un placer

Feliz año nuevo.

 

Muchísimas gracias, mi estimada Alec, por dejar tu grato y amable comentario.
Te envío un fuerte brazo. Feliz año nuevo.

 

¡Y cómo se bebe!¡Con qué fruición y desesperación! ¡Y qué rápidas se pasan las horas de paraíso! Muchas gracias por compartir!
Un gran abrazo, amigo Manolo.
Dani.

 

Muchísimas gracias mi estimado amigo Solaribus, por tu amable y grato comentario.

Te envío un gran abrazo.