Objeto cristalino.

Tu superficie abunda con mil brillos,
ondula tus silencios agitados
y cubre los abismos horadados
que crujen en tu interno con sus grillos.

Son cantos de tu angustia, son martillos
golpeando en los yunques mancillados
de tu alma que resuena los candados
que atrancan tu pasión, que son cuchillos.

Cuchillos son que buscan desbocarse
desgarrando el profundo impedimento
que esclaviza la voz de tu lamento.

Te contienes, sereno, ¿a que orillarse
a perder el objeto cristalino
cuyo centro es afán de tu destino?​

 

Me ha encantado este soneto, Luciana. Un soneto a algo así parece una idea como de Rilke, y a veces también las expresiones. Un saludo cordial.

 

Querida María Baena, muchas gracias por darte una vuelta por aquí y dejar tu amable comentario. Un abrazo.

 

Estimado José Benito, me fui a leer a Rilke, para entender tu comentario y digo que me haces un tremendo favor al compararme con él. Gracias por tu comentario que me llevó a abrir esa veta de la poesía que no conocía. Un abrazo.

 

Me alegro, estimada Luciana, que te haya yo servido de algo. Rilke, un grandísimo poeta, uno de los tres grandes poetas del Imperio Austrohúngaro quie vivieron en entorno de habla checa pero que escribieron en alemán en el siglo XX junto con George Trakl, y Kafka. Otro abrazo.