Muerte

Ya siento mi cuerpo estremecer
en los últimos anhelos de mi vida
y cual barco perdido y sin timón
navego entre las brumas del mar eterno
buscando un puerto donde fenecer.

De pronto me detengo,
las tinieblas se apartan asustadas
y una inmensa llanura de ternura
donde no hay principio ni fin
a mis cerrados ojos se asoma.

Luz, luz, gran luz deslumbradora
que brota de la nada… resplandece
y hasta donde la vista abarca
ningún sol, luna o lucero se aparece
porque es la luz de las almas puras.

Pero vuelvo al mar siniestro
se me dice que el viaje no termina
las brumas negras mi cuerpo envuelven
y sobre las olas del mar eterno
siento que mi alma viaja sola.

La voz se escucha centelleante
aunque fuerte no hiere los oídos
el mar poco a poco se calma
y un nuevo puerto… más luz
en mis apagados ojos se refleja.

Y refulgente el rayo se siente
ordenando que hasta allí se llegue
para contemplar mas no ya sola
y rogar con las almas allí presentes
hasta la llegada y justicia del omnipotente.

 

Buen poema amigo. No entiendo porque ha tenido pocos lectores. Quizàs el tìtulo los ha ahuyentado, pero en fin, es un tema por el que todos pasamos.

Saludos