Mi muerte

Al final de todas las circunstancias vividas,
de las vicisitudes y dificultades,
me encontré sólo en medio de la salida.
Mis ropas eran las mejores que recordara,
el arma acordada, una espada Toledo Salamanca del siglo XIII.
La dama aún no llegaba y aunque se avizoraba un resultado seguro,
ocurrió algo inesperado.
Se presentó mi vida, silenciosa y antigua,
evaluó displicentemente la situación y abandonó el escenario,
tan sólo se fue.

 

Gracias Nicolle por tu visita y tus palabras, un cordial saludo.