Mi Jardín

Así como llegue una tarde hace muchos años atrás de regreso me encuentro en una tarde como hoy. Por más que miro ya no está ese hermoso jardín que desinteresadamente cree, pero que pinto mi vida de colores, solo es un recuerdo al igual que ese niño que no es más que una ilusión que se desvanece con el soplar del viento.

Por más que lo extrañe sus tierras secas y áridas estan, así como yo, mi jardín batallo; pero es tan complicado luchar contra esa horrible soledad, puesto que se encargaron de ponerme de rodilla al igual que a esos pétalos ya que solo caían para convertirse en simple polvo de verano. Ahora como llorar si en su desespero por vivir sucumbe ante la agonizante falta de sus gotas de vida, cómo protegerse si sus espinas caen como cascaras secas en tierras perdidas, al igual que un guerrero si pierde su espada; no le quedara nada más que esperar su final.

Yace en sus raíces la hierba mala, que de la misma forma, yace esa horrible sensación de poseer un hueco en el pecho, frio y doloroso que sientes como adsorbe el alma y apuñala sin decencia al corazón con espinas de cristal.

Así como me fui una noche de nuevo volveré a irme en una noche como otras. Con la diferencia que aquella noche dejé mi jardín, dejé a ese niño con esa sonrisa tan peculiar al ver sus semillas florecer, dejé a ese mocoso que pasaba horas cuidando sus flores con tanta dedicación. Ahora solo me iré con mis recuerdos y un nuevo jardín que solo vive en mis palabras, esas que aun buscan su pedacito de tierra para florecer una vez más.

(El recuerdo de un niño siempre estará presente en el jardín de sus palabras, donde siempre hay una flor para cada lector).

P. Eduardo Borjas R.

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