Mendiga

Mendiga.


Abarque sus manos
conteniendo el calor de su piel avezada
de tanta vida,
y supuse en sus ojos una pátina dormida
hecha, de remembranzas y una cantidad de utopías.
Eran sus horas
marcadas de urgencia por acortar su edad,
era tarde en la noche
y cuando no hay luces que quieran regresar por ti
se espesa el tiempo mismo
e invita;
a que entiendas porque la tristeza se extiende
o la evitas,
cuando miras lo que quizás te enseñan
que no deberías…

Era su trunca vida
que llorando la embebía,
su cobija los diarios
y su almohada una vieja biblia,
y yo insistía…¿era lo que elegía?
Quizás nunca tuvo alternativa.


No todo está expuesto a los ojos del ser humano,
algunos no ven, y no son ciegos...
otros en cambio en lo oscuro, plantan brotes de colores
y recobran vida.


...​

 

Muy emotvos versos, delicados. Un placer leerte amiga. saludos*****