Mar adentro

El mar siempre fue el mar…
La medida perfecta para abatirme entre tus brazos
y quedar sedienta entre las sales que formaban,
las espumas flagelantes de tu boca.

Ahogarme en ese mar mientras se me iba el aire
era sinónimo de estar dentro de ti, amándonos hasta perdernos.
Porque dentro de esas olas, la vida calla, y la muerte,
era otro juego tonto para saber quién de los dos resistiría más.

Solo éramos dos cuerpos arrastrados hasta esa infinita tempestad.

¡ Cuántas veces quise zambullirme en esas aguas!
No salir nunca, fingirme dormida o arrancarme esta nariz heroína.
(Insistía en respirar aún cuando era el oxígeno el verdadero suicidio)
Pero el salvavidas invisible siempre me halaba hasta afuera.

¿Por qué esa mano no te rescató también a ti?
Porque te dejo a ti sumergido en ese azul infinito –cegador-
Mientras que a mí , en haces nebulosos, me iba regresando el aliento.

Y así termina, sin que nadie alcance a ver el final…
Ese límite entre el mar y la tierra.

Sara Montaño
Derechos Reservados

 

Que intensidad de tus vesos, exquisitos...
un placeer leerte.