Los viejos

Tu ausencia, pocas veces sentí lo que era.
Aquella tarde como si tu estuvieras leía las cartas que de novios nos mandamos.
Lágrimas en mis ojos de torbellinos, pensamientos suicidas y un café cargado mantenían despiertos
mis pensamientos.

Recuerdo que solías divertirte y mas cuando estabas enojada, reías como un niño hasta que te dolía la
panza.
Pero hoy es triste recordar que la muerte ha sido ingrata, para un romance de dos almas viejas y marchitas
por los años.

Aun no quiero alcanzarte porque disfruto cada mañana como cuando tu estabas y es la esperanza , esa emoción de cual jóvenes eramos.

Mariposas aun siento, aunque mi bastón no lo soporte.
Otro otoño en puerta, ¡Que alegría! alma y vida querida mía.

Feliz me siento y estaré frente a tus ojos el día, el día que menos lo esperes.
Porque los viejos no mueren, porque les fascina la vida.​

 

Emocionantes versos de una creación maravillosa de notable inspiración.