Leviatán

Su jadeo rompió el cielo,
Atravesándolo y no terminaba de pasar
Transformándolo a miedo y dolor.

Su sombra como noche no tenía fin,
olor a muerte e incertidumbre, ese era su paso.
Áspero, irremediable.

Diminuto el mundo desde esos ojos
Profundos, tan profundos como la más negra noche.

“Deja que venga y nos acabe,
al fin, ya llego nuestro momento
para acabarlo todo.
Deja que venga y quiebre nuestros huesos
y se coma nuestra carne.
Deja que el Leviatán venga y nos termine a todos
al final de cuentas
ya probo la sangre.”
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Excelentes versos en una sobresaliente composición magnífica.
Jorge Lemoine y Bosshardt, "Estrella Máxima" de Mundo Poesía.