Ilusión lumínica

Creemos en la bondad ajena,

la realidad se entumece,
y nuestros cuerpos,
se retuercen de dolor,

observamos con impotencia,
aquel horizonte, por siempre inalcanzable,

ilusiones de una especie ingenua,

internalizamos,
que lo imposible se crea,

nunca podríamos verificar nuestra ignorancia,
porque nunca hemos de creernos equivocados,

las similitudes de las estrellas,
nos hacen apreciar,
la insignificancia de todo poder,

dejarán de brillar,
cuando ya nadie las observe.

 

El poema muestra la fragilidad de la condición humana, atrapada entre la ingenuidad de creer en la bondad ajena y la dureza de una realidad que hiere. Los horizontes, siempre lejanos, se convierten en símbolo de lo inalcanzable, mientras el hombre persiste en su arrogancia de no aceptar su propia ignorancia. La ilusión se revela como motor y al mismo tiempo como engaño, recordando que la grandeza aparente del poder y de los astros es efímera: incluso las estrellas dejarán de brillar cuando ya no haya mirada que las contemple. En este sentido, la conclusión deja una reflexión amarga y lúcida: lo eterno se desmorona cuando la conciencia humana ya no lo reconoce.

Saludos Cordiales