Farewell

FAREWELL
Llegó la muerte sin colores,

sin estridencias, sin latidos,

sin maldiciones, como un hombre,

posada igual que una paloma

que ya no pudo con el vuelo

y se quitó todo el pelaje

para morir más descansada.

Llegó en silencio, sin esquinas,

sin esperanzas, como un río

cuyo caudal está dormido

y ya no tiene qué ponerse.

Así, de frente, rutinaria,

como un trayecto recorrido

que se ha quedado sin espacio.

Como un designio confirmado

justo en el medio de la calle,

sin que los dioses se cercioren

de la tragedia acontecida.

Llegó la sombra de la vida

hasta el rabillo de los ojos,

quiso mirar pero no tuvo

vistas propicias para entonces.

Inadvertida, solitaria,

igual que un sol desprotegido

que se disipa de repente.

Como un afán hecho pedazos

allí, en el límite impreciso

donde los sueños no cumplidos

se dan la mano y se despiden.