Ermitaños

Yo vivo diecisiete años debajo de una

Piedra colorada -por decir algo-

Quiero desvestir a esa vida que duerme

A ocho mil kilómetros dentro de mí

Es evidente que mi locura matemática

Se macera

Como esa vela que incendia al santo que

hace guardia

Pero ahora me arropo con la nada

Sin nombres ni apellidos


Si en algún momento se decide diluviar

Un hueso mío quedará seco

Mi cuenta bancaria quedará en cero

Probablemente mi cabeza quedará con

cero nudos

Y las fotografías no se acordarán de mí

Porque el exterminio de los ermitaños

no termina con un meteorito...

Repoblaremos la Tierra siempre en fuga.

 

Ciertamente, todo tiene su tiempo... mi estimado compañero Marquelo.
Pero, hablando verdades; siempre es bueno y reconocer el mérito de
quienes verdaderamente nos obsequian poemas con auténtico contenido.
Mis sinceras felicitaciones por la originalidad y profundidad, de su
excelente poema. Deseándole siempre lo mejor de lo mejor:

 

Muy amable Iván. Siempre generoso. Saludos cordiales. Éxitos para su poesía.