Elocuente

Cuatro míseros pasos para llegar a tu cuerpo,
Un minuto de silencio, mientras decidías un beso,
Una pausa larga sobre el tiempo, cuando te desnudabas,
Un instante que tus ojos se posaron sobre mi pecho,
Y fue en un simple instante en el que me tuviste y me evaporaste.

La luna exigía tenerte, con o sin la ropa,
Detrás o enfrente del alcohol,
Con o sin la persuasión de mis versos,
Despierta o soñando cada vez que sofocaba tus pechos,

Morías por tenerme cerca de ti,
E invocabas cada noche en cada copa mi nombre, poeta decente,
Elocuente querida, como yo veo la vida y no simple como la toleras,
Si mis manos hoy llegaron hasta tu sudor frágil de enero,
Fue porque mis guerras con otra persona, se congelaron
Mis labios olvidaron, ya, pronunciar aquel nombre que me tenía
Derretido, sonámbulo despierto, como un hijo de puta, recorriendo cada cuerpo
Que la noche me ponía, fue por eso querida que hoy te topas con mi encanto.

Pepe Barragán