El cerezo.

Nomás verte recuerdo aquel cerezo
tan lleno de azahares.
Caminaba sin rumbo en esos lares.
La belleza brotaba con exceso.
Y te miraba haciendo malabares
por montar un tripié,
pues querías pintar una acuarela,
tal vez una secuela.
Así que te invité
a usarme de modelo, ¡qué atrevida!
Sonreíste y al punto lo iniciaste
y aún no terminaste.
He sido tu modelo de por vida.

 

Que bonita imagen de amor cándido, delicado y duradero, con el cerezo de testigo.
Me encantó.
Que pases un buen día.

 

Que bueno que te gustó, Gracias por comentar tan amablemente. Un abrazo.

 

Es que tienes algo digno de ser retratado.
Un beso, Luciana.

 

Sin atrevimiento, cuántos cuadros se quedarían sin pintar, sin protagonistas, sin argumentos.
Precioso poema de amor, de esos que perduran, con invitación y reciprocidad.
Un saludote, ya de paso, Luciana, desde estos lares.