Dolor inopinado

DOLOR INOPINADO

Ese dolor que sufres es tan mío
que inundando mi alma y esta casa,
parece ser la incandescente brasa
que me quema por dentro y me da frío.

Y siento yo también el poderío
del huracán terrible que te arrasa,
y sin saber muy bien lo que te pasa,
pasa con turbulencias de un gran río.

Ábrete a mi ciudad, no está desierta,
pendiente estoy del pomo de tu puerta
por ver la gran borrasca en tu interior.

Que pase ya tu noche oscurecida,
porque en esta mañana está la vida
y deja que comprenda tu dolor.


Salva Glez. Moles.
Septiembre, 2025.

 

El sufrimiento es inevitable, sí. Sin embargo hay gran diferencia entre el dolor físico y el psíquico aunque casi siempre vengan unidos. Para el dolor físico hay escalas que pueden aproximar a su intensidad y a su tratamiento. Esto lo saben bien en las unidades de cuidados paliativos. En cambio para la aproximación al dolor psíquico no existen estos sistemas de medida por lo que es de ordinario infravalorado ya que depende mucho de lo subjetivo. Los servicios de salud mental hacen cuanto pueden, desde luego, pero quien mejor puede entender a estas personas es otra persona que sufre de igual dolor y a veces se establecen nexos fuertes entre ellas y esto dicho consciente del enorme arsenal de medicamentos psicotrópicos disponible. Además el dolor psíquico puede presentarse sin que exista enfermedad mental diagnosticada por lo que su tratamiento se hace mucho más difícil. Por otra parte hay demasiados casos en los que la primera manifestación de este dolor es el suicidio. Estas personas suelen sentirse en una soledad terrible de soportar más llamativa en las de edad avanzada, pero puede presentarse en cualquier etapa de la vida desde la edad infantil hasta la ancianidad. Este es el sustrato de este soneto, estimado Alde. Gracias por la oportunidad que su comentario me ha abierto para poder expresar estas reflexiones que por mi profesión y por otras circunstancias me suscita este tema.

Con un afectuoso saludo.

Salvador.