Desnuda.

Tumbada desnuda en mi cama,
produciéndome una inesperada calma,
rescatando del abismo mi alma naufragada,
alcanzo la esencia tu llama.
Desnuda como pelada mandarina,
desnuda como niño recogido por comadrona,
te harás de mi corazón ladrona
por el resto de mis días.
Después de probarte todo lo oscuro se aclara,
no existen las noches,
tan sólo las madrugadas
en las que la felicidad se alcanza
cambiando nuestra posible realidad nefasta.
Te entregas a mí desnuda de cuerpo y alma,
los malos rollos fracasan,
mientras mi boca de ti se empalaga,
llegando al goce,
todo lo chungo se quedará en nada.

JUAN MANUEL PEÑA RAMÍREZ (PARLA-MADRID)

 

Precioso, muy lindos versos muy bonitos.

 

siempre la desnudez abriga el alma, saludos