Confesión

Durante la noche le pienso, y durante el día le escribo.
Su voz es la nota más dulce, sus labios, que reniegan de los míos,
el más sublime sueño, el más hermoso anhelo.

Nunca lo intenté, nunca me despojé de los prejuicios, es verdad
pero jamás dejé de amarla como al inicio.
Como cuando sus ojos atravesaron los míos, cuando sus versos
mudaron morada a mis pensamientos, y ahí, aun permanecen intactos
y aveces también permanecen inciertos.
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