Como siempre

¡Cómo pasa el origen de la vida
bajo tus cuatro arcadas, viejo puente!
Y tú te quedas
abrazando las aguas, como siempre,
y encauzando los rumbos de las gentes
que por siglos guardaron tus pretiles,
y aún, de vez en cuando, cruza un hombre
cargado hasta las trancas de años y reumas,
hablando con el burro que lleva del ronzal,
igual que siempre.

Tu robusta figura soporta imperturbable,
los embates del viento, del tiempo y de las aguas.
Eres fuerte y tenaz, mi viejo amigo,
heredaste la sangre y fortaleza
de quienes, piedra a piedra, levantaron
tu estampa entre los riscos
del cantarín Alberche,
en la Nava más luenga de su cauce.
Y aún sigues soportando el aguacero,
y la nieve y los vientos, como siempre.

Si te miras coqueto en el remanso,
mi puente amigo,
y tus arcos duplican su belleza
con tu fondo de sauces del otoño,
el alma se confunde con el agua,
se fusiona en la piedra,
absorbe el sortilegio de la historia
y ve pasar arrieros con sus mulas,
y carros rebosando mies y heno,
labriegos deslomados por el peso
del sudor derramado allá en los huertos.

Y, como siempre,
tu sombra da cobijo a las parejas
que en las noches oscuras del verano,
sin más testigo que la luna llena,
ofician la liturgia del amor
y dando rienda suelta a las pasiones,
conciben nuevas vidas sin quererlo.

¡Ay si tu hablases, viejo amigo!
Pero guardas silencio, como siempre...

Juan de Escobedo, 24-07-2010

 

Te mando reputación estrellas y un beso
Rosario

 

Y yo lo abrazo todo, amiga Rosario; espero ser capaz de mantener esos regalos tuyos completamente vivos. Un beso también para ti.