Anhedonia

Poco reactivo, un tanto ambiguo, intentando resurgir de mis tinieblas internas.
Un poco evacuando mis tegumentos oculares, húmedos y vacíos de metas.
Seguramente esta inestabilidad ermitaña, doblegue el reflujo rutinario que me azota.
Suspendido e incapacitado para sentir todo tipo de placeres, obedecería alguna regla primaria si la hubiera.
Seguramente soy el vivo reflejo de mis indicadores, que dogmatizarían el curso de este impacto.
A menudo se estremecen mis magnetismos, de un modo poco claro, como ya es mi estilo.
Obituario de estas trampas que van generando más necedad y cada vez más acrecencia. Horripilando momentos parcos.
Simples cristales rotos, simples semblanzas hurañas.
Cuencas atraídas por soledades y hallazgos de mis propios surrealismos.
Por ahí escuché que le llaman depresión, a esta falta de estímulos placenteros.
Malditos trastornos de los antípodas, juglar, esta noche voy a necesitar de tu plegaria de los antihéroes.
Se que están cerca, ya están acá.
Puedo sentirlos.
Creen comprenderme y no paran de hablar.
Vienen por mí, no soportan mi anhedonia.
Condenan esta incapacidad para disfrutar de los placeres que sus vidas pregonan.
Escucho sus pasos.
Mi extraño placer inanimado, muestra su flujo inherente, su danza inmóvil, su proyección demencial, que va rozando reactividades.
Frágiles estímulos, vagos dispositivos generados por un insomnio pálido.
Siempre descreí de la placidez, siempre supe de su languidez.
No soportan esta niebla traslúcida, que envenena su gracia.
Como yo no soporto su patológica felicidad​

 

Dos temas dos reflejos de la época que vivimos donde la esperanza es un cadaver putrefacto. Un gusto leerte.

 

gracias amigo, creo que tengo una gimnasia especial para encarar este tipo de temas, comienzo a escribir y me voy inclinando para este lado jajaja.
gracias por pasar por estas lineas.
un abrazo enorme