Ahora...

Ahora,
en la mañana,
crece el tiempo gris
hacia las altas bocas
del invierno;
Inaugurando las nuevas horas
del día,
quiebro el prudente espacio
con un beso sin labios,
con mis manos abismales,
sin piel ni piel;
Estas son mis defendidas horas,
horas desnudas,
que se vienen desandando el pecho;
Ya nada sale de mi,
ni un verso mínimo
que no tenga que ver
con tu alma y sus alrededores,
porque de mi solo sale tu siembra,
y de tus manos mi samilla,
porque mi piel te ama
y te solicita,
se debate entre el deseo
y tu libertad,
porque la vida continua
y te requiere,
retiro mi pie de tu puerta
y me siento sobre el brocal de mi alma.

 

Háblame de los espejismos
esos que retratan imágenes de tus versos,
de la esperanza que pinta abismos.
De la promesa certera de tus besos.

Un verdadero honor leerte.