abiótica

Hace un tiempo descubrí, el poder que ejerce determinado estilo de música sobre mí.
Es algo mágico, maldito, ficticio, según como se vea.
Construye y desglosa indistintamente mis sentidos, justificando mi imaginario imperio de ilusiones.
Sobredimensiona la magnitud, conjeturando todo tipo de situaciones.
Me transporta, cambia mi formato, desmaterializa mi genética.
Conecta mis partes más sensibles.
Moviliza emocionalmente las arcas de mis sueños.
Debilita mi consciencia social, esa que hasta hace un instante, intercambió opiniones con mis pares.
Inhabilita mi interacción, en los ecosistemas que interactúo.
Puebla de idealismos mi psiquis, eyectándome hacia el éter.
Me empapa en un submundo tan real, como inexplicable.
Capacita interpretativamente, descubriendo así, subespecies de imágenes, que orbitan el macromundo de mi mente.
De su mano, entro y salgo de mis fantasías, con la frecuencia que lo deseo.
Deslizo los valores intangibles de mi mente, y ejerzo un contacto extrasensorial.
Claro está, que no lo provoca cualquier tipo de música.
Generalmente pasa cuando escucho, metal gótico, dark, Doom metal, industrial, u horror punk.
Es automática, la generación de imágenes, que estimula en mi cerebro, semejante exposición de elementos.
En cierto modo pienso que, la imaginación es una superpoblación abiótica de seres ingenéticos, que toman vida intangible en los sueños, o cuando el cerebro es estimulado por un agente exterior, como en mi caso, el gothic metal y sus derivados.