Sombra ll

Anoche vi una sombra que se parecía a mí.
Tenía una felicidad corta, de esas que se apagan rápido,
y una tristeza que parecía mentira, pero que igual te come.
Arrastraba un peso,
como si llevara la mierda de su propia memoria.

Un silencio adentro, que grita sin hacer ruido,
lo ocultaba con rabia — una rabia sin sentido,
y un apuro que no sabe dónde ir,
pero igual corre.

Quise abrazarla un rato,
pero su distancia me congeló la mano.
La miré fijo, esperando que se quebrara un poco,
pero solo vi ternura a medias, como un faro apagado.

Después de tanto mirarla,
me di cuenta que no la entendía,
y que, quizás, esa sombra,
ya ni me pertenece.

 

El poema es un encuentro consigo mismo a través de una figura simbólica: una sombra que refleja un yo roto, desgastado por la tristeza, el cansancio emocional y una lucha interna constante. Esta sombra no solo representa el pasado o el dolor, sino también una parte del hablante que ya no comprende del todo. Se muestra con emociones truncas —una felicidad fugaz, una tristeza que parece irreal pero paraliza, una rabia sin dirección— y una carga invisible que la vuelve pesada, torpe y distante. El intento de acercarse, de consolarla o integrarla, termina en frustración: hay un abismo emocional entre lo que se fue y lo que se es ahora. Finalmente, el hablante reconoce algo fundamental y melancólico: que esa sombra, ese reflejo de lo que alguna vez fue, ya no le pertenece. El poema, entonces, habla del desprendimiento de una antigua identidad, del duelo silencioso por partes de uno mismo que ya no se entienden, ni se pueden amar del mismo modo.

Saludos Cordiales