¿Y mi cabeza qué?

Soy un cuerpo que camina,
un pedazo de carne con curvas,
un maldito trozo de carne que todos quieren probar,
lamer, coger, escupir,
pero nunca sostener cuando sangro.

Soy un cuerpo que excita a los perros,
viejos con aliento a ron barato,
jóvenes con manos sucias,
casados con anillos oxidados de mentira.
Soy un cuerpo que arrastra miradas
como cadenas invisibles,
un cuerpo que se vende sin venderse,
porque aunque no tenga precio,
igual me consumen.

Mis piernas, esas que dicen hermosas,
son territorio público,
han sido tocadas tantas veces
que ya no saben lo que es el respeto.
Mi rostro, ese que sonríe con hoyuelos,
nadie lo quiere mirar,
porque soy solo carne.
Mi cabeza es un estorbo,
mi corazón, un desperdicio,
mi dignidad, un chiste.

Soy carne lista para la orgía,
para el motel barato,
para la foto desnuda guardada en un celular asqueroso.
Soy el cuerpo que usan de noche
y olvidan al amanecer.
Soy el pecado que se busca,
pero también la basura que se tira.

Maldita sea esta figura de reloj de arena,
porque en cada grano que cae
se va mi dignidad,
y no me queda nada
más que rabia.

Soy fracaso vestido de minifalda,
soy odio maquillado de rojo,
soy amargura con tacones rotos.
No soy musa,
no soy amor,
no soy puta,
ni santa,
soy lo que ustedes hicieron de mí:
un pedazo de carne sudada,
violada por las miradas,
usada hasta el vómito,
y arrojada como si nunca hubiera existido.

Soy un cuerpo maldito,
y lo peor es que sigo caminando,
aunque cada paso
me recuerde que jamás fui persona,
solo carne con un destino:
ser devorada,
ser olvidada,
ser destruida.


-Dior​