Interna voracidad

Desencadena de mi cuerpo mi voracidad,
haz de mi don, herramienta,

construye sobre mi piel tu imperio,
forja tus deseos, con la dureza de mi pensar,

abrázame como al viento,
te inundaré como mar,

controla mis designios,
como la geometría domina lo inconmensurable,

descríbeme, si aún pudieras,
darme la escritura y no la tinta,

elabórame, como si fuera problema,
soluciona cada lágrima caída,

porque aún no se si he de perderme,
como el tiempo que aún cae,

como arena,
como luz.

 

El poema culmina en una súplica íntima y ambigua: un deseo de ser comprendido, moldeado y sostenido, aun en medio de la vulnerabilidad y el desconcierto. El yo poético se entrega como materia y enigma, esperando no disolverse como el tiempo, la arena o la luz, sino hallar sentido en manos del otro.

Saludos cordiales